lunes, 12 de octubre de 2009

RIÑA DE GALLOS




LAS RIÑAS



Después de las carreras de caballo, la diversión predilecta de los argentinos es la riña o pelea de gallos.


Durante el verano se ven en patios y delante de casas, grandes jaulas de cañas, en las que está encerrado el gladiador con la única compañera que se le concede.

El gallo es preparado para la lucha con un régimen dietético, reglamentado por leyes severas y principios científicos, se procura fortificar su fibra muscular. De cuando en cuando se educa al gladiador en luchas de batalla, cubriendo su espolón con una camisa de cuero para que no pueda herir, y en estas pruebas se calcula el valor del campeón.


Cuando el gallo está compuesto, se lo lleva al reñidero, verdadero teatro, que paga un derecho al gobierno, y en el que se exhiben, escritas sobre una gran tabla, las leyes de guerra gallesca.


Después, al campeón, en medio de la arena, se le busca un rival, al que se pesa y confronta, para igualar en lo posible a los combatientes en tamaño y peso.


Las armas son las espuelas naturales u otras postizas de latón o de plata. Las de acero están prohibidas por reglamento, porque se las cree venenosas.


La riña puede durar hasta la muerte de uno de los gladiadores, o hasta que uno de ellos cede el campo y huye por una pequeña salida que está siempre abierta, para los cobardes, en una esquina de la arena.


También se considera derrotado el gallo que sangrando, bizco y tal vez caído de pico, canta, llamando a su socorro a las gallinas de su harén.


Este reclamo supremo a las compañeras de sus placeres es, considerado como la más segura demostración de cobardía.



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