viernes, 20 de febrero de 2009

COSTÉ

Foto: http://mitosla.blogspot.com/2009_08_01_archive.html



Espanto de los indios Emberá-Catía.

Costé era como un indio, pero muy grande. En los brazos tenía unas especies de barberas enormes con las cuales cortaba todo lo que quería. Sus dientes eran de oro puro.

Costé cogía los indios que se perdían en el monte, cuando estaban cazando y se los llevaba para su tambo. Los castraba y los engordaba dándoles carne gorda de otros indios, pero como ellos no comían, les preguntaba qué era lo que querían. Si decían que carne de cerdo o de res, Costé iba y se robaba un cerdo o una res. Como tenía mucha fuerza los llevaba a cuestas. Cuando los indígenas estaban gordos, los ponía sobre una batea grande de madera, para no perder nada, y con sus brazos los destrozaba y se los comía y se tomaba la sangre. Muchos indios cuando iban a montear, se perdían. La mamá de Costé era una vieja muy flaca porque Costé no le daba carne.
La vieja vivía muy enojada con su hijo porque no le daba sino huesos.

Un día que Costé se fue a montear y a traer leña, la vieja le explicó a un indio que, Costé lo estaba engordando para después comérselo y que cómo podía hacer para escaparse. Tenía que subir a un filo y echarse a correr hacia abajo, hasta que volviera a su casa.

El indio dijo que él tan gordo como estaba no era capaz de correr, pero la mamá de Costé lo alentó y le indicó que cuando llegara al alto se echara a rodar. El indio gordo se escapó y logró llegar a su casa y contó la historia de lo que había sucedido y describió a todos como era Costé y habló de sus barberas y sus dientes de oro. A las doce de la noche, fueron más de cincuenta indios con escopetas y lo encontraron dormido y lo mataron.

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