viernes, 22 de agosto de 2008

TRENTRÉN Y CAICAI




Esto pasó en los tiempos de antes, cuando sólo había reché, los antiguos y verdaderos mapuches.

Si no llovía se hacía una gran rogativa.

Había que ir al Lago Lácar y golpear el agua con ramas de pehuén para que viniera la lluvia.

Y después, cuando venía la tormenta, había que estar a pura panza no más.

Nada de protegerse con un toldo o ponerse al reparo.

Decían los abuelos, cosas que a ellos les habían contado, que una vez apareció un hombre que decía que era el mandado de Nguenechén.

Contó que se iba a enojar Caicaifilú y todo se iba a inundar.

Había que ir a la mahuida Trentrén para salvarse.

Se cansó el hombre de hablar, pero nadie le hacía caso y se fue.

Ese año hicieron la rogativa.

Y llovió y llovió.

No sabían qué hacer para que no diluviara más.

Y ahí fue cuando la Caicaifilú, que vivía en el fondo del lago y estaba muy rabiosa con los mapuches, empezó a golpear el agua con su cola para hacer subir más el agua todavía.

La Caicaifilú llamaba al Pillán del Mahún.

Y los mapuches disparaban para todos lados.

Algunos se acordaron del mandato de Nguenechén y empezaron a subir el Trentrén.

También iban los animales como el choique, luan, pudú, pangui, nahuel...

Sombrero de palo tenían que ponerse para subir, si no Antü los dejaba sin pelos.

De esa vez quedaron con el color de piel oscura, por estar cerca del sol.

Los mapuches que caían al agua se hacían peces y los animales, rocas.

Tanto batifondo armó Caicaifilú que Trentrén se despertó.

Estaba en su cueva, en la punta de la montaña.

La Trentrén, para que los hombres y los animales no se murieran, se encorvaba y así subía la mahuida.

Todo se había inundado y sólo el cerro flotaba.

Pero la Caicaifilú se revolcaba y levantaba el agua.

La filú buena gritaba: -¡Trentrentrentren! Y la montaña subía.

La filú mala decía: -¡Caicaicaicai! Y aumentaba el agua.

Mucho tiempo dicen que duró la pelea.

Pasó entonces que la Caicai quiso ir a sacar a los mapuches de la cueva del Trentrén, donde se habían metido.

Se enroscó en una roca muy grande para poder llegar hasta arriba.

Pero Trentrén le dio un golpe con la cola y la tiró al fondo del lago.

Ahí cayó la filú y la roca encima. Murió.

Al poco tiempo dejó de llover.

Entonces los mapuches hicieron una gran rogativa para agradecer a Trentrén por haberlos salvado de Caicaifilú.

Dicen que esa montaña está apoyada en cuatro patas y si vuelve a diluviar se va a levantar de nuevo.

Hay varios Trentrén por San Martín de los Andes, Junín, Bariloche, Aluminé y también en Chile.

Hay piedras con forma de animales que están en las islas de los lagos que son de los animales del tiempo de antes.

Quedaron así desde el diluvio.

Y ésta es la historia que pasó hace tantísimo tiempo cuando sólo había mapuches.

Caicaifilú: animal mitológico, mitad serpiente y mitad caballo.

Trentrén : Serpiente mítica que en el diluvio salvó a los mapuches.

Reche: mapuche puro. De re , sin mezcla , puro y che, persona, gente .

Nguenechén: principal deida de la cosmogonía mapuche.

Mahuida: montaña.

Pillán: alma de un muerto que mora en un cerro o volcán.

Mahün: lluvia.

Choique: avestruz o ñandú americano.

Luan: guanaco.

Pangui: puma, león americano.

Filú: culebra, víbora.


Trentrén y Caicai Pedro Curruhuinca, Quila Quina, 1968
Del libro Relatos y romanceadas mapuches, compilación e introducción de César Fernández.

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